Me cuesta creer lo que me informan acerca de la inmoralidad sexual que hay entre ustedes, algo que ni siquiera los paganos hacen. Me dicen que un hombre de su iglesia vive en pecado con su madrastra.
Ustedes están muy orgullosos de sà mismos, en cambio, deberÃan estar llorando de dolor y vergüenza y echar a ese hombre de la congregación.
Aunque no estoy con ustedes en persona, sà lo estoy en el EspÃritu; y como si estuviera ahÃ, ya emità mi juicio sobre ese hombre
Es terrible que se jacten sobre dicho asunto. ¿No se dan cuenta de que ese pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa?
Desháganse de la vieja «levadura» quitando a ese perverso de entre ustedes. Entonces serán como una nueva masa preparada sin levadura, que es lo que realmente son. Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido sacrificado por nosotros.
Por lo tanto, celebremos el festival, no con el viejo pan de perversidad y maldad, sino con el nuevo pan de sinceridad y verdad.
Cuando les escribà anteriormente, les dije que no se relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual;
Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y aun asà se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a Ãdolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.
No es mi deber juzgar a los de afuera, pero sà es responsabilidad de ustedes juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado.
Dios juzgará a los de afuera; pero como dicen las Escrituras: «Quiten al malvado de entre ustedes».