La circuncisión era una señal de que Abraham ya tenÃa fe y de que Dios ya lo habÃa aceptado y declarado justo aun antes de que fuera circuncidado. Por lo tanto, Abraham es el padre espiritual de los que tienen fe pero no han sido circuncidados. A ellos se les considera justos debido a su fe.
Obviamente, la promesa que Dios hizo de dar toda la tierra a Abraham y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe.
Si la promesa de Dios es solo para los que obedecen la ley, entonces la fe no hace falta y la promesa no tiene sentido.
Pues la ley siempre trae castigo para los que tratan de obedecerla. (¡La única forma de no violar la ley es no tener ninguna ley para violar!).
A eso se refieren las Escrituras cuando citan lo que Dios le dijo: «Te hice padre de muchas naciones». Eso sucedió porque Abraham creyó en el Dios que da vida a los muertos y crea cosas nuevas de la nada.
Aun cuando no habÃa motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque habÃa creÃdo en que llegarÃa a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le habÃa dicho: «Esa será la cantidad de descendientes que tendrás».