Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Por ejemplo, un creyente piensa que está bien comer de todo; pero otro creyente, con una conciencia sensible, come solo verduras.
Los que se sienten libres para comer de todo no deben menospreciar a los que no sienten la misma libertad; y los que no comen determinados alimentos no deben juzgar a los que sà los comen, porque a esos hermanos Dios los ha aceptado.
Del mismo modo, algunos piensan que un dÃa es más sagrado que otro, mientras que otros creen que todos los dÃas son iguales. Cada uno deberÃa estar plenamente convencido de que el dÃa que elija es aceptable.
Pues dicen las Escrituras: «Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor, toda rodilla se doblará ante mÃ,    y toda lengua confesará a Dios y le dará alabanza».
Es cierto, cada uno de nosotros tendrá que responder por sà mismo ante Dios.
Asà que dejemos de juzgarnos unos a otros. Por el contrario, propónganse vivir de tal manera que no causen tropiezo ni caÃda a otro creyente.
Si otro creyente se angustia por lo que tú comes, entonces no actúas con amor si lo comes. No permitas que lo que tú comes destruya a alguien por quien Cristo murió.
Entonces no serás criticado por hacer algo que tú crees que es bueno.
Pues el reino de Dios no se trata de lo que comemos o bebemos, sino de llevar una vida de bondad, paz y alegrÃa en el EspÃritu Santo.
Por lo tanto, procuremos que haya armonÃa en la iglesia y tratemos de edificarnos unos a otros.
No destruyas la obra de Dios a causa de lo que comes. Recuerda que todos los alimentos están permitidos; lo malo es comer algo que haga tropezar a otro.
Es mejor no comer carne ni beber vino ni hacer ninguna otra cosa que pudiera causar tropiezo a otro creyente.
Tal vez crees que no hay nada malo en lo que haces, pero mantenlo entre tú y Dios. Benditos son los que no se sienten culpables por hacer algo que han decidido que es correcto.
Pero si tienes dudas acerca de si debes o no comer algo en particular, entonces es pecado comerlo, pues no eres fiel a tus convicciones. Si haces algo que crees que está mal, pecas.