Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.
Los hombres que estaban con Saulo se quedaron mudos, porque oÃan el sonido de una voz, ¡pero no veÃan a nadie!
Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, estaba ciego. Entonces sus acompañantes lo llevaron de la mano hasta Damasco.
Permaneció allÃ, ciego, durante tres dÃas sin comer ni beber.
Ahora bien, habÃa un creyente en Damasco llamado AnanÃas. El Señor le habló en una visión, lo llamó:—¡AnanÃas!—¡SÃ, Señor! —respondió.
La predicación de Saulo se hacÃa cada vez más poderosa, y los judÃos de Damasco no podÃan refutar las pruebas de que Jesús de verdad era el MesÃas.
Mientras tanto, Pedro viajaba de un lugar a otro, y descendió a visitar a los creyentes de la ciudad de Lida.
Allà conoció a un hombre llamado Eneas, quien estaba paralizado y postrado en cama hacÃa ocho años.
Pedro le dijo: «Eneas, ¡Jesucristo te sana! ¡Levántate y enrolla tu camilla!». Al instante, fue sanado.
Entonces todos los habitantes de Lida y Sarón vieron a Eneas caminando, y se convirtieron al Señor.
HabÃa una creyente en Jope que se llamaba Tabita (que en griego significa Dorcas). Ella siempre hacÃa buenas acciones a los demás y ayudaba a los pobres.
En esos dÃas, se enfermó y murió. Lavaron el cuerpo para el entierro y lo pusieron en un cuarto de la planta alta;
pero los creyentes habÃan oÃdo que Pedro estaba cerca, en Lida, entonces mandaron a dos hombres a suplicarle: «Por favor, ¡ven tan pronto como puedas!».
Asà que Pedro regresó con ellos y, tan pronto como llegó, lo llevaron al cuarto de la planta alta. El cuarto estaba lleno de viudas que lloraban y le mostraban a Pedro las túnicas y demás ropa que Dorcas les habÃa hecho.