Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Saulo fue uno de los testigos y estuvo totalmente de acuerdo con el asesinato de Esteban.
(Con profundo dolor, unos hombres consagrados enterraron a Esteban).
Y Saulo iba por todas partes con la intención de acabar con la iglesia. Iba de casa en casa y sacaba a rastras tanto a hombres como a mujeres y los metÃa en la cárcel.
Asà que los creyentes que se esparcieron predicaban la Buena Noticia acerca de Jesús adondequiera que iban.
Felipe, por ejemplo, se dirigió a la ciudad de Samaria y allà le contó a la gente acerca del MesÃas.
Muchos espÃritus malignos fueron expulsados, los cuales gritaban cuando salÃan de sus vÃctimas; y muchos que habÃan sido paralÃticos o cojos fueron sanados.
Asà que hubo mucha alegrÃa en esa ciudad.
Un hombre llamado Simón, quien por muchos años habÃa sido hechicero allÃ, asombraba a la gente de Samaria y decÃa ser alguien importante.
Pero ahora la gente creyó el mensaje de Felipe sobre la Buena Noticia acerca del reino de Dios y del nombre de Jesucristo. Como resultado, se bautizaron muchos hombres y mujeres.
El pasaje de la Escritura que leÃa era el siguiente: «Como oveja fue llevado al matadero.    Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores,    no abrió su boca.
Ordenó que detuvieran el carruaje, descendieron al agua, y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el EspÃritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha alegrÃa.
Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allà y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea.