para que el resto de la humanidad busque al Señor,    incluidos todos los gentiles,    todos los que he llamado para que sean mÃos. El Señor ha hablado,   Â
Aquel que hizo que estas cosas se dieran a conocer desde hace muchoâ€.
»Y mi opinión entonces es que no debemos ponerles obstáculos a los gentiles que se convierten a Dios.
Al contrario, deberÃamos escribirles y decirles que se abstengan de comer alimentos ofrecidos a Ãdolos, de inmoralidad sexual, de comer carne de animales estrangulados y de consumir sangre.
quienes han arriesgado la vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Les enviamos a Judas y a Silas para confirmar lo que hemos decidido con relación a la pregunta de ustedes.
»Pues nos pareció bien al EspÃritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes una carga mayor que estos pocos requisitos:
deben abstenerse de comer alimentos ofrecidos a Ãdolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Si hacen esto, harán bien. Adiós».
Los mensajeros salieron de inmediato para AntioquÃa, donde convocaron a una reunión general de los creyentes y entregaron la carta.
Y hubo mucha alegrÃa en toda la iglesia ese dÃa cuando leyeron este mensaje alentador.
Entonces Judas y Silas, ambos profetas, hablaron largo y tendido con los creyentes para animarlos y fortalecerlos en su fe.