Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Asà que las dos hermanas le enviaron un mensaje a Jesús que decÃa: «Señor, tu querido amigo está muy enfermo».
Cuando Jesús oyó la noticia, dijo: «La enfermedad de Lázaro no acabará en muerte. Al contrario, sucedió para la gloria de Dios, a fin de que el Hijo de Dios reciba gloria como resultado».
Aunque Jesús amaba a Marta, a MarÃa y a Lázaro,
se quedó donde estaba dos dÃas más.
Pasado ese tiempo, les dijo a sus discÃpulos:—Volvamos a Judea.
Pero sus discÃpulos se opusieron diciendo:—RabÃ, hace solo unos dÃas, la gente de Judea trató de apedrearte. ¿Irás allà de nuevo?
Jesús contestó:—Cada dÃa tiene doce horas de luz. Durante el dÃa, la gente puede andar segura y puede ver porque tiene la luz de este mundo;
pero de noche se corre el peligro de tropezar, porque no hay luz.
Todo el que vive en mà y cree en mà jamás morirá. ¿Lo crees, Marta?
—SÃ, Señor —le dijo ella—. Siempre he creÃdo que tú eres el MesÃas, el Hijo de Dios, el que ha venido de Dios al mundo.
Luego Marta regresó adonde estaba MarÃa y los que se lamentaban. La llamó aparte y le dijo: «El Maestro está aquà y quiere verte».
Entonces MarÃa salió enseguida a su encuentro.
Jesús todavÃa estaba fuera de la aldea, en el lugar donde se habÃa encontrado con Marta.
Cuando los que estaban en la casa consolando a MarÃa la vieron salir con tanta prisa, creyeron que iba a la tumba de Lázaro a llorar. Asà que la siguieron.
Cuando MarÃa llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo:—Señor, si tan solo hubieras estado aquÃ, mi hermano no habrÃa muerto.
Cuando Jesús la vio llorando y vio que los demás se lamentaban con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente.
—¿Dónde lo pusieron? —les preguntó.Ellos le dijeron:—Señor, ven a verlo.
Entonces Jesús lloró.
Las personas que estaban cerca dijeron: «¡Miren cuánto lo amaba!».
Pero otros decÃan: «Este hombre sanó a un ciego. ¿Acaso no podÃa impedir que Lázaro muriera?».
Jesús todavÃa estaba enojado cuando llegó a la tumba, una cueva con una piedra que tapaba la entrada.
«Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús.Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó:—Señor, hace cuatro dÃas que murió. Debe haber un olor espantoso.
Jesús respondió:—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
Asà que corrieron la piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oÃdo.
Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de toda esta gente que está aquÃ, para que crean que tú me enviaste».
Entonces Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahÃ!».
Mientras tanto, los principales sacerdotes y los fariseos habÃan dado órdenes públicamente de que cualquiera que viera a Jesús avisara enseguida, para que ellos pudieran arrestarlo.