»Les digo la verdad, el que trepa por la pared de un redil a escondidas en lugar de entrar por la puerta ¡con toda seguridad es un ladrón y un bandido!
Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El portero le abre la puerta, y las ovejas reconocen la voz del pastor y se le acercan. Él llama a cada una de sus ovejas por su nombre y las lleva fuera del redil.
Una vez reunido su propio rebaño, camina delante de las ovejas, y ellas lo siguen porque conocen su voz.
Una vez más, las personas tomaron piedras para matarlo.
Jesús dijo:—Bajo la dirección de mi Padre, he realizado muchas buenas acciones. ¿Por cuál de todas ellas me van a apedrear?
—No te apedreamos por ninguna buena acción, ¡sino por blasfemia! —contestaron—. Tú, un hombre común y corriente, afirmas ser Dios.
Jesús respondió:—En sus propias Escrituras está registrado que Dios les dijo a ciertos lÃderes del pueblo: “Yo digo que ustedes son diosesâ€.
Y ustedes bien saben que las Escrituras no pueden ser modificadas. Asà que, si a las personas que recibieron el mensaje de Dios se les llamó “diosesâ€,
No me crean a menos que lleve a cabo las obras de mi Padre;
pero si hago su trabajo, entonces crean en las obras milagrosas que he hecho aunque no me crean a mÃ. Entonces sabrán y entenderán que el Padre está en mà y yo estoy en el Padre.
Se fue al otro lado del rÃo Jordán, cerca del lugar donde Juan bautizaba al principio, y se quedó un tiempo allÃ.
Y muchos lo siguieron. «Juan no hacÃa señales milagrosas —se comentaban unos a otros—, pero todo lo que dijo acerca de este hombre resultó ser cierto».
Y muchos de los que estaban allà creyeron en Jesús.