Cierto dÃa, Jesús contó una historia en forma de parábola a una gran multitud, proveniente de varias ciudades, que se habÃa reunido para escucharlo:
«Un agricultor salió a sembrar. A medida que esparcÃa las semillas por el campo, algunas cayeron sobre el camino, donde las pisotearon y los pájaros se las comieron.
Otras cayeron entre las rocas. Comenzaron a crecer, pero la planta pronto se marchitó y murió por falta de humedad.
Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron junto con ellas y ahogaron los brotes.
Él respondió: «A ustedes se les permite entender los secretos del reino de Dios, pero utilizo parábolas para enseñarles a los demás y para que se cumplan las Escrituras: “Cuando miren, no verán realmente.    Cuando oigan, no entenderánâ€.
»Este es el significado de la parábola: la semilla es la palabra de Dios.
Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero viene el diablo, se lo quita del corazón e impide que crean y sean salvos.
Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y lo reciben con alegrÃa; pero como no tienen raÃces profundas, creen por un tiempo y luego se apartan cuando enfrentan la tentación.
Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen el mensaje, pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida. Asà que nunca crecen hasta la madurez.
Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme.
»Nadie enciende una lámpara y luego la cubre con un tazón o la esconde debajo de la cama. Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde todos los que entran a la casa puedan ver su luz.
Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos.
»Asà que presten atención a cómo oyen. A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento; pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden».
Alguien le dijo a Jesús:—Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte.
Jesús respondió:—Mi madre y mis hermanos son todos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.
Cierto dÃa Jesús les dijo a sus discÃpulos: «Crucemos al otro lado del lago». Asà que subieron a una barca y salieron.
Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro.
Los discÃpulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron.Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.
Luego llegaron a la región de los gerasenos, al otro lado del lago de Galilea.
Mientras Jesús bajaba de la barca, un hombre que estaba poseÃdo por demonios salió a su encuentro. Por mucho tiempo, habÃa estado desnudo y sin hogar, y vivÃa en un cementerio, en las afueras de la ciudad.
Jesús le preguntó:—¿Cómo te llamas?—Legión —contestó, porque estaba lleno de muchos demonios.
Los demonios seguÃan suplicándole a Jesús que no los enviara al abismo sin fondo.
Sucedió que habÃa una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en los cerdos.Entonces Jesús les dio permiso.
Asà que los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó.
Cuando los que cuidaban los cerdos vieron lo sucedido, huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrÃan.
La gente salió corriendo para ver lo que habÃa pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.
Entonces los que habÃan visto lo sucedido, les contaron a los otros cómo habÃa sido sanado el hombre poseÃdo por demonios.
Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos.Entonces Jesús regresó a la barca y se fue y cruzó nuevamente al otro lado del lago.