Jesús continuó diciendo: «¡Les digo la verdad, algunos de los que están aquà ahora no morirán antes de ver el reino de Dios llegar con gran poder!».
Pero les digo, ElÃas ya vino, y ellos prefirieron maltratarlo, tal como lo predijeron las Escrituras.
Cuando regresaron adonde estaban los demás discÃpulos, vieron que los rodeaba una gran multitud y que algunos maestros de la ley religiosa discutÃan con ellos.
Cuando la multitud vio a Jesús, todos se llenaron de asombro y corrieron a saludarlo.
Un hombre de la multitud tomó la palabra y dijo:—Maestro, traje a mi hijo para que lo sanaras. Está poseÃdo por un espÃritu maligno que no le permite hablar.
Jesús se sentó y llamó a los doce discÃpulos y dijo: «Quien quiera ser el primero, debe tomar el último lugar y ser el sirviente de todos los demás».
Entonces puso a un niño pequeño en medio de ellos. Y, tomándolo en sus brazos, les dijo:
Juan le dijo a Jesús:—Maestro, vimos a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera, porque no pertenece a nuestro grupo.
—¡No lo detengan! —dijo Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mÃ.
Todo el que no está en contra de nosotros está a nuestro favor.
Si alguien les da a ustedes incluso un vaso de agua porque pertenecen al MesÃas, les digo la verdad, esa persona ciertamente será recompensada.
»Si tú haces que uno de estos pequeños que confÃan en mà caiga en pecado, serÃa mejor que te arrojaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello.
Si tu mano te hace pecar, córtatela. Es preferible entrar en la vida eterna con una sola mano que en el fuego inextinguible del infierno con las dos manos.
Si tu pie te hace pecar, córtatelo. Es preferible entrar en la vida eterna con un solo pie que ser arrojado al infierno con los dos pies.
Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Es preferible entrar en el reino de Dios con un solo ojo que tener los dos ojos y ser arrojado al infierno,
“donde los gusanos nunca mueren y el fuego nunca se apagaâ€.
»Pues cada uno será probado con fuego.
La sal es buena para condimentar, pero si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo? Entre ustedes deben tener las cualidades de la sal y vivir en paz unos con otros.