Luego les dijo: «El que tenga oÃdos para oÃr, que escuche y entienda».
Más tarde, cuando Jesús se quedó a solas con los doce discÃpulos y con las demás personas que se habÃan reunido, le preguntaron el significado de las parábolas.
Él contestó: «A ustedes se les permite entender el secreto del reino de Dios; pero utilizo parábolas para hablarles a los de afuera,
para que se cumplan las Escrituras: “Cuando ellos vean lo que hago,    no aprenderán nada. Cuando oigan lo que digo,    no entenderán. De lo contrario, se volverÃan a mà    y serÃan perdonadosâ€Â».
Luego Jesús les dijo: «Si no pueden entender el significado de esta parábola, ¿cómo entenderán las demás parábolas?
El agricultor siembra las semillas al llevar la palabra de Dios a otros.
Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero enseguida viene Satanás y lo quita.
Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y de inmediato lo reciben con alegrÃa;
pero como no tienen raÃces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.
Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen la palabra de Dios,
pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida, el atractivo de la riqueza y el deseo por otras cosas, asà que no se produce ningún fruto.
Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a los que oyen y aceptan la palabra de Dios, ¡y producen una cosecha treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se habÃa sembrado!».
Entonces Jesús les preguntó: «¿Acaso alguien encenderÃa una lámpara y luego la pondrÃa debajo de una canasta o de una cama? ¡Claro que no! Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde su luz alumbre.
Pues todo lo que está escondido tarde o temprano se descubrirá y todo secreto saldrá a la luz.
El que tenga oÃdos para oÃr deberÃa escuchar y entender».
Luego agregó: «Presten mucha atención a lo que oyen. Cuanto más atentamente escuchen, tanto más entendimiento les será dado, y se les dará aún más.
A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento, pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo poco que entiendan».
Al atardecer, Jesús dijo a sus discÃpulos: «Crucemos al otro lado del lago».
Asà que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).
Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.
Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discÃpulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.
Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.