Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a uno de sus siervos para recoger su parte de la cosecha;
pero los agricultores agarraron al siervo, le dieron una paliza y lo mandaron de regreso con las manos vacÃas.
Entonces el dueño envió a otro siervo, pero lo insultaron y le pegaron en la cabeza.
Al próximo siervo que envió, lo mataron. Envió a otros, a unos los golpearon y a otros los mataron,
hasta que le quedó sólo uno, su hijo, a quien amaba profundamente. Finalmente, el dueño lo envió porque pensó: “Sin duda, respetarán a mi hijoâ€.
¿Nunca leyeron en las Escrituras: “La piedra que los constructores rechazaron    ahora se ha convertido en la piedra principal.
Esto es obra del Señor    y es maravilloso verlo�».
Los lÃderes religiosos querÃan arrestar a Jesús porque se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos eran los agricultores malvados; pero tenÃan miedo de la multitud, asà que lo dejaron y se marcharon.
Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allà escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús habÃa contestado bien, entonces le preguntó:—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
Jesús contestó:—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzasâ€.
El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismoâ€. Ningún otro mandamiento es más importante que estos.
El maestro de la ley religiosa respondió:—Bien dicho, Maestro. Has hablado la verdad al decir que hay sólo un Dios y ningún otro.
Al ver cuánto entendÃa el hombre, Jesús le dijo:—No estás lejos del reino de Dios.Y, a partir de entonces, nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
¡Y cómo les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y sentarse a la mesa principal en los banquetes!
Sin embargo, estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público. Por eso serán castigados con más severidad».
Jesús se sentó cerca de la caja de las ofrendas del templo y observó mientras la gente depositaba su dinero. Muchos ricos echaban grandes cantidades.
Entonces llegó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas.
Jesús llamó a sus discÃpulos y les dijo: «Les digo la verdad, esta viuda pobre ha dado más que todos los demás que ofrendan.
Pues ellos dieron una mÃnima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenÃa para vivir».