Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta:—¿Está bien permitir que un hombre se divorcie de su esposa?
y los dos se convierten en uno soloâ€. Como ya no son dos sino uno,
que nadie separe lo que Dios ha unido.
Más tarde, cuando quedó a solas con sus discÃpulos en la casa, ellos sacaron el tema de nuevo.
Él les dijo: «El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra ella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Cierto dÃa, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discÃpulos regañaron a los padres por molestarlo.
Cuando Jesús vio lo que sucedÃa, se enojó con sus discÃpulos y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mÃ. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños.
pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre».
—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
Jesús los miró fijamente y dijo:—Humanamente hablando, es imposible, pero no para Dios. Con Dios, todo es posible.
Entonces Pedro comenzó a hablar.—Nosotros hemos dejado todo para seguirte —dijo.
—Asà es —respondió Jesús—, y les aseguro que todo el que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o bienes por mi causa y por la Buena Noticia
recibirá ahora a cambio cien veces más el número de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y bienes, junto con persecución; y en el mundo que vendrá, esa persona tendrá la vida eterna.
Pero muchos que ahora son los más importantes en ese dÃa serán los menos importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes en ese dÃa serán los más importantes.
Ellos contestaron:—Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús les dijo:—¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?
—Claro que sà —contestaron ellos—, ¡podemos!Entonces Jesús les dijo:—Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bautismo de sufrimiento;
Cuando los otros diez discÃpulos oyeron lo que Santiago y Juan habÃan pedido, se indignaron.
Asà que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos.
Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser lÃder entre ustedes deberá ser sirviente,
y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás.
Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».