«Vayan a la aldea que está allà —les dijo—. En cuanto entren, verán una burra atada junto con su crÃa. Desaten a los dos animales y tráiganmelos.
Jesús estaba en el centro de la procesión, y toda la gente que lo rodeaba gritaba: «¡Alaben a Dios por el Hijo de David!    ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor!    ¡Alaben a Dios en el cielo más alto!».
Y las multitudes contestaban: «Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea».
Jesús entró en el templo y comenzó a echar a todos los que compraban y vendÃan animales para el sacrificio. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendÃan palomas.
Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oraciónâ€, ¡pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones!».
Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa vieron esos milagros maravillosos y oyeron que hasta los niños en el templo gritaban: «Alaben a Dios por el Hijo de David».Sin embargo, los lÃderes estaban indignados.
y vio que habÃa una higuera junto al camino. Se acercó para ver si tenÃa higos, pero solo habÃa hojas. Entonces le dijo: «¡Que jamás vuelva a dar fruto!». De inmediato, la higuera se marchitó.
Al ver eso los discÃpulos quedaron asombrados y le preguntaron:—¿Cómo se marchitó tan rápido la higuera?
»¿Cuál de los dos obedeció al padre?Ellos contestaron:—El primero.Luego Jesús explicó el significado:—Les digo la verdad, los corruptos cobradores de impuestos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que ustedes.
Pues Juan el Bautista vino y les mostró a ustedes la manera correcta de vivir, pero ustedes no le creyeron, mientras que los cobradores de impuestos y las prostitutas sà le creyeron. Aun viendo lo que ocurrÃa, ustedes se negaron a creerle y a arrepentirse de sus pecados.
»Ahora, escuchen otra historia. Cierto propietario plantó un viñedo, lo cercó con un muro, cavó un hoyo para extraer el jugo de las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego les alquiló el viñedo a unos agricultores arrendatarios y se mudó a otro paÃs.
Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a sus siervos para recoger su parte de la cosecha.
Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.
Entonces el dueño de la tierra envió a un grupo más numeroso de siervos para recoger lo que era suyo, pero el resultado fue el mismo.
»Finalmente, el dueño envió a su propio hijo porque pensó: “Sin duda, respetarán a mi hijoâ€.
Entonces Jesús les preguntó:—¿Nunca leyeron en las Escrituras: “La piedra que los constructores rechazaron    ahora se ha convertido en la piedra principal. Esto es obra del Señor    y es maravilloso verlo�
»Les digo que a ustedes se les quitará el reino de Dios y se le dará a una nación que producirá el fruto esperado.
Cualquiera que tropiece con esa piedra se hará pedazos, y la piedra aplastará a quienes les caiga encima.
Cuando los principales sacerdotes y los fariseos oyeron esa parábola, se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos eran los agricultores malvados.
QuerÃan arrestarlo, pero tenÃan miedo de las multitudes, que consideraban que Jesús era un profeta.