un hombre que hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento jamás deberá faltar a su palabra. Tiene que cumplir exactamente con lo que dijo que harÃa.
»Si una mujer joven hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento, mientras todavÃa vive en la casa de su padre,
y su padre se entera del voto o de la promesa y no se opone, entonces todos sus votos y todas sus promesas siguen en pie.
Sin embargo, si su padre, el dÃa que se entera, se niega a darle permiso para que cumpla el voto o la promesa, quedarán anulados todos sus votos y todas sus promesas. El Señor la perdonará porque su padre no le permitió cumplirlos.
»Ahora bien, supongamos que una joven hace un voto o se compromete a sà misma al hacer una promesa impulsiva y luego se casa.
Si su marido llega a saber de su voto o de su promesa y no se opone el dÃa que se entera, sus votos y sus promesas siguen en pie.
Sin embargo, si su marido se niega a aceptar su voto o promesa impulsiva el dÃa que se entera, sus compromisos quedarán anulados y el Señor la perdonará.
Pero si se trata de una viuda o de una divorciada, esta persona deberá cumplir con todos sus votos y todas sus promesas.
»Ahora bien, supongamos que una mujer está casada y vive en casa de su esposo cuando ella hace un voto o se compromete a sà misma con una promesa.
Si su marido se entera y no se opone, entonces su voto o su promesa sigue en pie.
Pero si su marido se niega a aceptarlo el dÃa que se entera, entonces su voto o su promesa quedará anulado y el Señor la perdonará.
Su marido puede confirmar o anular todo voto o toda promesa que haya hecho para negarse a sà misma.
Pero si no se opone el dÃa que se entera, esto significa que está de acuerdo con todos sus votos y todas sus promesas.