Antes de que la obra en el templo comenzara, no habÃa trabajo ni dinero para contratar obreros o animales. Ningún viajero estaba a salvo porque habÃa enemigos por todos lados. Yo hice que todos estuvieran unos contra otros.
Pero ustedes deben hacer lo siguiente: digan la verdad unos a otros. En sus tribunales, pronuncien veredictos que sean justos y que conduzcan a la paz.
No tramen el mal unos contra otros. Dejen de amar el decir mentiras y jurar que son verdad. Yo odio todas esas cosas, dice el Señor».