Nadie puede decirle nada;    rechaza toda corrección. No confÃa en el Señor    ni se acerca a su Dios.
Sus lÃderes son como leones rugientes    en cacerÃa de sus vÃctimas. Sus jueces son como lobos voraces al anochecer,    que para la mañana no han dejado rastro de su presa.
Sus profetas son mentirosos y arrogantes, en busca de su propia ganancia. Â Â Â Sus sacerdotes profanan el templo al desobedecer las instrucciones de Dios.
«Yo he aniquilado a muchas naciones    y he devastado las murallas y torres de sus fortalezas. Las calles ahora están desiertas;    sus ciudades quedan en ruinas silenciosas. No quedó nadie con vida,    ni siquiera uno.
Quedarán solo los sencillos y los humildes    porque son ellos quienes confÃan en el nombre del Señor.
Los del remanente de Israel no harán nada malo;    nunca mentirán ni se engañarán unos a otros. Comerán y dormirán seguros,    sin que nadie los atemorice».
Pues el Señor tu Dios vive en medio de ti.    Él es un poderoso salvador. Se deleitará en ti con alegrÃa.    Con su amor calmará todos tus temores.    Se gozará por ti con cantos de alegrÃa».