Este es el mensaje que el profeta Habacuc recibió en una visión.
¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor?    ¡Pero tú no escuchas! «¡Hay violencia por todas partes!», clamo,    pero tú no vienes a salvar.
La ley se ha estancado    y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos,    de manera que la justicia se ha corrompido.
El Señor respondió: «Observen las naciones;    ¡mÃrenlas y asómbrense! Pues estoy haciendo algo en sus propios dÃas,    algo que no creerÃan    aun si alguien les dijera.
Estoy levantando a los babilonios,    un pueblo cruel y violento. Marcharán por todo el mundo    y conquistarán otras tierras.
Son reconocidos por su crueldad    y hacen lo que se les antoja.
Sus caballos son más veloces que guepardos    y más feroces que lobos al anochecer. Sus jinetes arremeten desde lejos.    Como águilas, se lanzan en picada para devorar a sus presas.
»Vienen sin tregua, decididos a la violencia.    Sus multitudes avanzan como el viento del desierto,    barriendo cautivos a su paso como si fueran arena.
Se burlan de reyes y prÃncipes    y menosprecian todas sus fortalezas. ¡Simplemente hacen rampas de tierra    contra las murallas y las toman por asalto!
Arrasan como el viento    y desaparecen. Pero son profundamente culpables,    porque hicieron de su propia fuerza un dios».
Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad.    ¿Serás indiferente ante la traición de ellos? ¿Guardarás silencio mientras los perversos    se tragan a gente más justa que ellos?
¿Somos tan solo peces para ser capturados y matados?    ¿Somos simples criaturas del mar que no tienen quien las guÃe?
¿Tenemos que terminar ensartados en sus ganchos    y atrapados en sus redes, mientras ellos se alegran y celebran?
Entonces adorarán a sus redes    y quemarán incienso frente a ellas. «¡Estas redes son los dioses    que nos han hecho ricos!», exclamarán.