Escuchen lo que dice el Señor: «Levántate y presenta tu caso contra mÃ.    Que se convoque a las montañas y a las colinas para que sean testigos de tus quejas.
¡Y ahora, oh montañas,    escuchen las quejas del Señor! Él entabla un pleito contra su pueblo    y presentará sus cargos contra Israel.
¿No te acuerdas, pueblo mÃo,    cómo el rey Balac de Moab intentó que te maldijeran    y cómo, en lugar de eso, Balaam hijo de Beor te bendijo? Recuerda tu viaje de la arboleda de Acacias a Gilgal,    cuando yo, el Señor, hice todo lo posible    para enseñarte acerca de mi fidelidad».
¿Debemos ofrecerle miles de carneros    y diez mil rÃos de aceite de oliva? ¿Debemos sacrificar a nuestros hijos mayores    para pagar por nuestros pecados?
Los ricos entre ustedes llegaron a tener mucho dinero    mediante la extorsión y la violencia. Tus habitantes están tan acostumbrados a mentir,    que su lengua ya no puede decir la verdad.
Sembrarás    pero no cosecharás. Prensarás tus aceitunas    pero no obtendrás aceite suficiente para ungirte. Pisarás las uvas    pero no conseguirás sacarles jugo para hacer vino.