En los últimos dÃas, el monte de la casa del Señor    será el más alto de todos,    el lugar más importante de la tierra. Se levantará por encima de las demás colinas    y gente del mundo entero acudirá allà para adorar.
El Señor mediará entre los pueblos    y resolverá conflictos entre naciones poderosas y lejanas. Ellos forjarán sus espadas para convertirlas en rejas de arado    y sus lanzas en podaderas. No peleará más nación contra nación,    ni seguirán entrenándose para la guerra.
Pero estas naciones no conocen los pensamientos del Señor    ni entienden su plan. No saben    que las está reuniendo para golpearlas y pisotearlas    como a gavillas de grano en el campo de trillar.