Esto es lo que dice el Señor:    «¡Ustedes, falsos profetas, llevan a mi pueblo por mal camino! Prometen paz a quienes les dan de comer,    pero le declaran la guerra a quienes se niegan a alimentarlos.
Ahora la noche caerá sobre ustedes    y acabará con todas sus visiones. La oscuridad los cubrirá    y pondrá fin a sus predicciones. El sol se pondrá para ustedes, profetas,    y su dÃa terminará.
Entonces ustedes, videntes, serán avergonzados    y ustedes, adivinadores, serán deshonrados. Cubrirán sus rostros,    porque no hay respuesta de Dios».
Yo, en cambio, estoy lleno de poder,    lleno del EspÃritu del Señor. Estoy lleno de justicia y de fuerza    para denunciar con valentÃa el pecado y la rebelión de Israel.
¡Escúchenme, lÃderes de Israel!    Ustedes odian la justicia y tuercen todo lo recto.
Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos;    ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague.    Sin embargo, todos alegan depender del Señor. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes—    porque el Señor está entre nosotros».