En aquel dÃa el canto en el templo se convertirá en lamento. Habrá cadáveres tirados por todas partes. Serán llevados fuera de la ciudad en silencio. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!
¡Escuchen esto, ustedes que roban al pobre    y pisotean al necesitado!
Ustedes no se aguantan a que termine el dÃa de descanso    y a que se acaben los festivales religiosos    para volver a estafar al desamparado. Pesan el grano con medidas falsas    y estafan al comprador con balanzas fraudulentas.
Y el grano que venden lo mezclan    con los deshechos barridos del piso. Por una moneda de plata o un par de sandalias,    convierten en esclavos a los pobres.
La tierra temblará a causa de sus acciones    y todos harán duelo. La tierra subirá como el rÃo Nilo en tiempo de inundaciones;    se levantará y volverá a hundirse.
La gente deambulará de mar a mar    y vagará de frontera a frontera en busca de la palabra del Señor,    pero no la encontrarán.
En aquel dÃa, las jóvenes hermosas y los muchachos fuertes se desmayarán,    sedientos por la palabra del Señor.
Y los que juran por los vergonzosos Ãdolos de Samaria,    los que hacen juramentos en nombre del dios de Dan    y votos en nombre del dios de Beerseba, todos caerán y nunca más se levantarán».