El pueblo de Israel se alimenta del viento;    todo el dÃa corre tras el viento del oriente. Amontonan mentiras y violencia;    hacen una alianza con Asiria    mientras mandan aceite de oliva a fin de comprar el apoyo de Egipto.
Ahora el Señor presenta cargos contra Judá.    Está a punto de castigar a Jacob por todos sus caminos engañosos    y cobrarle por todo lo que hizo.
Aun en la matriz,    Jacob luchó con su hermano; cuando se hizo hombre,    hasta peleó con Dios.
Pero no, la gente se comporta como astutos comerciantes    que venden con balanzas fraudulentas;    les encanta estafar.
Israel se jacta: «¡Yo soy rico!    ¡Sin ayuda de nadie hice una fortuna! ¡Nadie me ha descubierto haciendo trampas!    ¡Mi historial es impecable!».