Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
Luego el hombre me llevó nuevamente a la puerta oriental, ubicada en el muro exterior de la zona del templo, pero estaba cerrada.
Entonces el Señor me dijo: «Esta entrada debe permanecer cerrada; nunca volverá a abrirse. Nadie jamás la abrirá ni entrará por ella, pues el Señor, Dios de Israel, entró por aquÃ. Por lo tanto, permanecerá siempre cerrada.
Únicamente el prÃncipe podrá sentarse debajo de esta entrada para disfrutar de una comida en la presencia del Señor; pero solo podrá entrar y salir por la antesala de la entrada».
Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, presta mucha atención. Usa los ojos y los oÃdos, y escucha atentamente todo lo que te diga sobre las ordenanzas acerca del templo del Señor. Presta mucha atención a los procedimientos para usar las entradas y las salidas del templo.
Da a esos rebeldes, los israelitas, este mensaje de parte del Señor Soberano: “¡Oh pueblo de Israel, basta ya con tus pecados detestables!
Has traÃdo a extranjeros incircuncisos a mi santuario, gente que no tiene corazón para Dios. De ese modo, profanaste mi templo incluso mientras me ofrecÃas mi alimento: la grasa y la sangre de los sacrificios. Además de todos tus otros pecados detestables, rompiste mi pacto.
En lugar de proteger mis ritos sagrados, contrataste a extranjeros para que se encargaran de mi santuario.
»â€Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: ningún extranjero, ni siquiera los que vivan entre los israelitas, entrará en mi santuario si no se ha circuncidado y entregado al Señor.
Además, los hombres de la tribu de Levà que me abandonaron cuando Israel se alejó de mà para rendir culto a Ãdolos tendrán que sufrir las consecuencias de su infidelidad.
Aun asà podrán servir como guardias del templo y porteros, podrán matar los animales para las ofrendas quemadas y estar presentes para ayudar al pueblo.
Sin embargo, incitaron a mi pueblo a rendir culto a Ãdolos e hicieron que los israelitas cayeran en un pecado muy grave. Por eso hice un juramento solemne de que tendrán que sufrir las consecuencias por sus pecados, dice el Señor Soberano.
No se les permite acercarse a mà para ministrar como sacerdotes. Tampoco se les permite tocar ninguno de mis objetos santos ni las ofrendas santas, pues deberán cargar con la vergüenza de todos los pecados detestables que cometieron.
Servirán como cuidadores del templo a cargo del trabajo de mantenimiento y las tareas generales.
»â€Sin embargo, los sacerdotes levitas de la familia de Sadoc continuaron sirviendo fielmente en el templo cuando los israelitas me abandonaron para rendir culto a Ãdolos. Estos hombres servirán como ministros mÃos. Estarán en mi presencia y ofrecerán la grasa y la sangre de los sacrificios, dice el Señor Soberano.
Solo ellos entrarán en mi santuario y se acercarán a mi mesa para servirme. Ellos cumplirán todos mis requisitos.
Llevarán puestos turbantes de lino y ropa interior de lino. No deberán vestir nada que los haga transpirar.
Cuando regresen al atrio exterior donde está el pueblo, tendrán que quitarse la ropa que usaron mientras me sirvieron. Dejarán esa ropa en las habitaciones sagradas y se cambiarán, a fin de no poner a nadie en peligro al transmitirle santidad con esa ropa.
»â€No se raparán la cabeza ni se dejarán crecer demasiado el cabello, sino que deberán recortárselo con frecuencia.
Los sacerdotes no beberán vino antes de entrar al atrio interior.
Podrán casarse únicamente con una virgen de Israel o con la viuda de un sacerdote. No podrán casarse con otras viudas ni con mujeres divorciadas.
Enseñarán a mi pueblo la diferencia entre lo santo y lo común, entre lo ceremonialmente puro y lo impuro.
»â€Servirán de jueces para resolver cualquier desacuerdo que surja en mi pueblo y sus decisiones tendrán que basarse en mis ordenanzas. Y los sacerdotes mismos deberán obedecer mis instrucciones y decretos en todos los festivales sagrados y ocuparse de que los dÃas de descanso sean apartados como dÃas santos.
»â€Un sacerdote no deberá contaminarse al estar en presencia de un cadáver, a menos que se trate de su padre, su madre, uno de sus hijos, de sus hermanos o hermanas solteras. En tales casos está permitido.
El primer dÃa que vuelva a su trabajo y entre al atrio interior y al santuario, deberá presentar una ofrenda por su propio pecado, dice el Señor Soberano.
Su alimento provendrá de las ofrendas y los sacrificios que el pueblo lleve al templo: las ofrendas de grano, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la culpa. Todo lo que alguien aparte para el Señor pertenecerá a los sacerdotes.