«Hijo de hombre, profetiza y comunica este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Lloren y giman    por ese dÃa,
porque ya se acerca el dÃa terrible,    ¡el dÃa del Señor! Será un dÃa de nubes y de penumbra,    un dÃa de desesperación para las naciones.
Vendrá una espada contra Egipto    y los masacrados cubrirán el suelo. Se llevarán sus riquezas    y destruirán sus cimientos. La tierra de EtiopÃa será saqueada.   Â
EtiopÃa, Libia, Lidia, toda Arabia y sus demás aliadas    serán destruidas en esa guerra.
»â€Esto dice el Señor: caerán todos los aliados de Egipto    y acabará la soberbia de su poder. Desde Migdol hasta Asuán    serán masacrados a filo de espada,    dice el Señor Soberano.
Egipto quedará desolado,    rodeado de naciones desoladas, y sus ciudades quedarán en ruinas,    rodeadas de otras ciudades en ruinas.
Los egipcios sabrán que yo soy el Señor    cuando le prenda fuego a Egipto    y destruya a todos sus aliados.
»â€Esto dice el Señor Soberano: rompe en pedazos los Ãdolos de Egipto    y las imágenes que están en Menfis. Ya no quedarán gobernantes en Egipto;    el terror se apoderará del paÃs.
El 29 de abril, durante el año once de cautividad del rey JoaquÃn, recibà este mensaje del Señor:
«Hijo de hombre, le he roto el brazo al faraón, rey de Egipto. No le han enyesado el brazo para que se cure, ni se lo han entablillado para que pueda sostener una espada.