Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Durante toda la noche solloza;    las lágrimas corren por sus mejillas. De todos sus amantes    no hay quien la consuele. Todos sus amigos la traicionaron    y se volvieron sus enemigos.
Judá fue llevada al cautiverio,    oprimida por la cruel esclavitud. Vive entre naciones extranjeras    y no tiene lugar donde descansar. Sus enemigos la persiguieron y la alcanzaron    y ya no tiene a quien recurrir.
Se deshonró a sà misma con inmoralidad    y no pensó en su futuro. Ahora yace en una zanja    y no hay nadie que la saque. «Señor, mira mi sufrimiento —gime—,    el enemigo ha triunfado».
El enemigo la saqueó por completo    y se llevó todo lo valioso que poseÃa. Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado,    el lugar al que el Señor les habÃa prohibido entrar.
Su pueblo gime en busca de pan;    vendieron sus tesoros para comprar comida y mantenerse con vida. «Oh Señor, mira —se lamenta—    y observa cómo me desprecian.
»¿No les importa nada, ustedes que pasan por aquÃ?    Miren a su alrededor y vean si hay otro sufrimiento como el mÃo, que el Señor descargó sobre mà    cuando estalló en ira feroz.
ȃl mandó fuego del cielo que me quema los huesos.    Tendió una trampa en mi camino y me hizo volver atrás. Me dejó devastada    y atormentada dÃa y noche por la enfermedad.
»Él tejió sogas con mis pecados    para atarme a un yugo de cautiverio. El Señor minó mis fuerzas; me entregó a mis enemigos    y en sus manos soy incapaz de levantarme.
»Por todas estas cosas lloro;    lágrimas corren por mis mejillas. No tengo a nadie que me consuele;    todos los que podrÃan alentarme están lejos. Mis hijos no tienen futuro    porque el enemigo nos ha conquistado».
»Otros oyeron mis lamentos    pero nadie se volvió para consolarme. Cuando mis enemigos se enteraron de mis tribulaciones    se pusieron felices al ver lo que habÃas hecho. Oh, manda el dÃa que prometiste,    cuando ellos sufrirán como he sufrido yo.
»Señor, mira todas sus maldades.    CastÃgalos como me castigaste a mà    por todos mis pecados. Son muchos mis gemidos    y tengo el corazón enfermo de angustia».