Oigan los gritos que vienen de Horonaim,    gritos de devastación y gran destrucción.
Toda Moab está destruida;    sus pequeños clamarán.
Sus refugiados lloran amargamente    mientras escalan las colinas de Luhit. Gritan de terror,    mientras bajan la ladera a Horonaim.
¡Huyan por su vida!    ¡Escóndanse en el desierto!
Puesto que ustedes confiaron en sus riquezas y habilidades,    serán tomados cautivos. ¡Su dios Quemos, con sus sacerdotes y funcionarios,    serán llevados a tierras distantes!
»Todas las ciudades serán destruidas    y nadie escapará, ni en las mesetas ni en los valles,    porque el Señor asà lo ha dicho.
Oh si Moab tuviera alas    para que volara lejos, porque sus ciudades quedarán abandonadas    y nadie vivirá en ellas.
¡Malditos los que se rehúsen a hacer el trabajo del Señor,    los que retengan la espada del derramamiento de sangre!
»Desde sus comienzos Moab ha vivido en paz,    nunca ha ido al destierro. Es como el vino que se ha dejado reposar.    No ha sido vertida de botella en botella,    por eso es fragante y suave.
Pronto se acerca la destrucción de Moab;    se avecina una calamidad amenazante.
¡Amigos de Moab,    lloren y lamenten por esta nación! ¡Miren cómo se ha quebrado el cetro fuerte,    y se ha hecho pedazos el hermoso bastón!
»Y la contestación que reciben es: “¡Moab queda en ruinas, deshonrada;    lloren y giman! Anúncienlo en las orillas del rÃo Arnón:    ¡Moab ha sido destruida!â€.
Se derramó el juicio sobre las ciudades de la meseta,    sobre Holón, Jaza y Mefaat,
sobre Dibón, Nebo y Bet-deblataim,   Â
sobre Quiriataim, Bet-gamul y Bet-meón,
sobre Queriot y Bosra, Â Â Â todas las ciudades de Moab, lejanas y cercanas.
»El poder de Moab ha llegado a su fin.    Su brazo ha sido quebrado —dice el Señor—.
Dejen que se tambalee y caiga como un borracho,    porque se ha rebelado contra el Señor. Moab se revolcará en su propio vómito    y será ridiculizada por todos.
¿No ridiculizaste tú a los israelitas?    ¿Fueron ellos acaso sorprendidos en compañÃa de ladrones    para que tú los desprecies como lo haces?
»Ustedes, habitantes de Moab,    huyan de sus ciudades y vivan en cuevas. Escóndanse como palomas que anidan    en las hendiduras de las rocas.
Todos hemos oÃdo de la soberbia de Moab,    porque su orgullo es muy grande. Sabemos de su orgullo altanero,    de su arrogancia y de su corazón altivo.
Yo conozco su insolencia    —dice el Señor—, pero sus alardes están vacÃos,    tan vacÃos como sus hechos.
El gozo y la alegrÃa desaparecieron de la fructÃfera Moab; Â Â Â los lagares no producen vino. Nadie pisa las uvas dando gritos de alegrÃa. Â Â Â Hay gritos, sÃ, pero no de alegrÃa.
»En cambio, se pueden oÃr terribles gritos de terror desde Hesbón hasta Eleale y Jahaza; desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-selisiya. Incluso las aguas de Nimrim ya están secas.
Mi corazón gime como una flauta por Moab y Kir-hareset porque ha desaparecido toda su riqueza.
La gente se rapa la cabeza y se afeita la barba en señal de luto. Se hacen cortaduras en las manos y se ponen ropa de tela áspera.
Hay llanto y dolor en cada hogar moabita y en cada calle. Pues hice pedazos a Moab como a una vasija vieja y despreciada.
¡Cómo quedó hecha añicos! ¡Escuchen los lamentos! ¡Miren la vergüenza de Moab! Se ha vuelto objeto de burla, ejemplo de ruina para todos sus vecinos».
Esto dice el Señor: «¡Miren! El enemigo cae en picada como un águila,    desplegando sus alas sobre Moab.
Sus ciudades caerán    y sus fortalezas serán tomadas. Aun los guerreros más poderosos    estarán en agonÃa como mujeres en trabajo de parto.
Moab ya no será más una nación    porque se jactó ante el Señor.
»Terror, trampas y redes serán tu suerte,    oh Moab —dice el Señor—.
Los habitantes huyen hasta Hesbón    pero no pueden continuar porque sale fuego de Hesbón,    la antigua casa de Sehón, fuego que devora toda la tierra    junto con toda su gente rebelde.
»¡Oh Moab, ellos lloran por ti!    ¡El pueblo del dios Quemos queda destruido! Tus hijos y tus hijas fueron llevados cautivos.