Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
Dos años y medio más tarde, el 18 de julio del año once del reinado de SedequÃas, los babilonios abrieron una brecha en la muralla y la ciudad cayó.
Cuando el rey SedequÃas y todos los soldados vieron que los babilonios habÃan invadido la ciudad, huyeron. Esperaron hasta la caÃda del sol y entonces se deslizaron por la puerta que está entre las dos murallas, detrás del jardÃn real, y se dirigieron al valle del Jordán.
Sin embargo, las tropas babilónicas persiguieron al rey y lo capturaron en las llanuras de Jericó. Entonces lo llevaron ante el rey Nabucodonosor de Babilonia, que se encontraba en Ribla, en la tierra de Hamat. Allà el rey de Babilonia dictó sentencia contra SedequÃas.
Hizo que SedequÃas presenciara la masacre de sus hijos y de todos los nobles de Judá.
Luego le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.
Luego Nabuzaradán, capitán de la guardia, envió a Babilonia a los que habÃan desertado para unirse a sus filas junto con el resto del pueblo que quedaba en la ciudad.
Pero Nabuzaradán dejó a algunos de los más pobres en Judá, y les asignó viñedos y campos para cuidar.
El rey Nabucodonosor habÃa ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que encontrara a JeremÃas.
Asà que Nabuzaradán, capitán de la guardia; Nabusazbán, un oficial principal; Nergal-sarezer, consejero del rey; y los demás oficiales del rey de Babilonia
enviaron mensajeros para que sacaran a JeremÃas de la prisión. Lo pusieron al cuidado de GedalÃas, hijo de Ahicam y nieto de Safán, quien lo llevó de regreso a su casa. Entonces JeremÃas permaneció en Judá, entre su propio pueblo.
El Señor le dio a JeremÃas el siguiente mensaje cuando todavÃa estaba en prisión: