No obstante, el rey SedequÃas envió a Jucal, hijo de SelemÃas, y al sacerdote SofonÃas, hijo de MaaseÃas, a pedirle a JeremÃas: «Por favor, ora por nosotros al Señor, nuestro Dios».
TodavÃa no habÃan encarcelado a JeremÃas, por lo tanto, se movÃa con total libertad entre la gente.
JeremÃas comenzó a salir de la ciudad camino al territorio de BenjamÃn para tomar posesión de su terreno allÃ, entre sus parientes.
Sin embargo, cuando atravesaba la puerta de BenjamÃn un guardia lo arrestó y le dijo:—¡Estás desertando para unirte a los babilonios!El guardia que lo arrestó era IrÃas, hijo de SelemÃas y nieto de HananÃas.
—¡Mentira! —protestó JeremÃas—. No tenÃa la menor intención de hacer tal cosa.Pero IrÃas no quiso escucharlo, asà que llevó a JeremÃas ante los funcionarios.
Ellos estaban furiosos con JeremÃas y mandaron que lo azotaran y lo encarcelaran en la casa del secretario Jonatán porque la casa de Jonatán habÃa sido convertida en prisión.
JeremÃas fue puesto en un calabozo donde permaneció por muchos dÃas.
Más tarde, a escondidas, el rey SedequÃas pidió que JeremÃas fuera al palacio y allà el rey le preguntó:—¿Tienes algún mensaje de parte del Señor?—¡SÃ, lo tengo! —dijo JeremÃas—. Serás derrotado por el rey de Babilonia.