En ese tiempo el Señor me envió un mensaje. Me dijo:
«Tu primo Hanameel, hijo de Salum, vendrá y te dirá: “Compra mi terreno en Anatot. Por ley tienes derecho a comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otroâ€Â».
Entonces, asà como el Señor dijo que harÃa, mi primo Hanameel vino y me visitó en la cárcel. Me dijo: «Por favor, compra mi terreno en Anatot en la tierra de BenjamÃn. Por ley tienes el derecho de comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro, asà que cómpralo para ti». Entonces supe que el mensaje que habÃa oÃdo era del Señor.
y se las di a Baruc, hijo de NerÃas y nieto de MaaseÃas. Hice todo esto en presencia de mi primo Hanameel, de los testigos que firmaron la escritura y de todos los hombres de Judá que estaban allà en el patio de la guardia.
Entonces le dije a Baruc mientras todos escuchaban:
Tú posees toda la sabidurÃa y haces grandes y maravillosos milagros. Ves la conducta de todas las personas y les das lo que se merecen.
Realizaste señales milagrosas y maravillas en la tierra de Egipto, ¡cosas que se recuerdan hasta el dÃa de hoy! Y sigues haciendo grandes milagros en Israel y en todo el mundo. Asà has hecho que tu nombre sea famoso hasta el dÃa de hoy.
»Tú sacaste a Israel de Egipto con señales poderosas y maravillas, con mano fuerte y brazo poderoso, y con un terror aplastante.
Le diste al pueblo de Israel esta tierra que habÃas prometido hace mucho tiempo a sus antepasados, tierra donde fluyen la leche y la miel.
Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella, pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.
»¡Miren cómo han construido rampas de asalto contra las murallas de la ciudad! Por medio de guerra, hambre y enfermedad la ciudad será entregada a los babilonios, que la conquistarán. Todo ha sucedido tal como lo dijiste.
Los babilonios que están fuera de las murallas entrarán y prenderán fuego a la ciudad. Quemarán por completo todas estas casas, donde el pueblo provocó mi enojo al quemar incienso a Baal en las azoteas y al derramar ofrendas lÃquidas a otros dioses.
Desde su comienzo Israel y Judá solo han hecho lo malo. Me han enfurecido con todas sus malas acciones —dice el Señor—.
Desde el dÃa que se construyó esta ciudad hasta ahora no han hecho más que enojarme, asà que estoy decidido a deshacerme de ella.
»Ahora quiero decir algo más acerca de esta ciudad. Ustedes han estado diciendo: “La ciudad caerá ante el rey de Babilonia por guerra, hambre y enfermedadâ€; pero esto dice el Señor, Dios de Israel:
Se volverán a comprar y a vender terrenos en esta tierra de la que ahora ustedes dicen: “Ha sido arrasada por los babilonios, es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecidoâ€.