Tú los has plantado,    y ellos echaron raÃces y han prosperado. Tu nombre está en sus labios,    aunque estás lejos de su corazón.
En cuanto a mÃ, Señor, tú conoces mi corazón;    me ves y pruebas mis pensamientos. ¡Arrastra a esta gente como se lleva a las ovejas al matadero!    ¡Apártalos para la masacre!
¿Hasta cuándo tendrá que llorar esta tierra?    Incluso la hierba de los campos se ha marchitado. Los animales salvajes y las aves han desaparecido    debido a la maldad que hay en la tierra. Pues la gente ha dicho:    «¡El Señor no ve nuestro futuro!».
Aun tus hermanos, miembros de tu propia familia, Â Â Â se han vuelto contra ti; Â Â Â conspiran y se quejan de ti. No confÃes en ellos, Â Â Â no importa lo amables que sean sus palabras.
»Yo he abandonado a mi pueblo, mi posesión más preciada.    He entregado a los que más amo a sus enemigos.
Mi pueblo elegido se comporta como buitres moteados,    pero es el pueblo mismo el que está rodeado de buitres.    ¡Que salgan los animales salvajes para que despedacen sus cadáveres!
»Muchos gobernantes han devastado mi viñedo,    pisotearon las vides    y asà transformaron toda su belleza en un lugar desolado.
Lo han convertido en tierra baldÃa;    escucho su triste lamento. Toda la tierra está desolada    y a nadie siquiera le importa.
Mi pueblo sembró trigo    pero cosecha espinos. Se esforzó    pero no le sirvió de nada. Cosechará vergüenza    debido a la ira feroz del Señor».
Y si en verdad estas naciones aprenden los caminos de mi pueblo y si aprenden a jurar por mi nombre, y dicen: “Tan cierto como que el Señor vive†(asà como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por el nombre de Baal), entonces se les dará un lugar entre mi pueblo;
pero la nación que rehúse obedecerme será arrancada de raÃz y destruida. ¡Yo, el Señor, he hablado!».