A la corte real de Judá habÃa llegado la siguiente noticia: «¡Aram se ha aliado con Israel en contra de nosotros!». Por eso, el corazón del rey y el de su pueblo temblaron de miedo, como tiemblan los árboles en medio de una tormenta.
Entonces el Señor dijo a IsaÃas: «Toma a tu hijo Sear-jasub y ve al encuentro del rey Acaz. Lo encontrarás al final del acueducto que conduce el agua al estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan las telas.
Pero esto dice el Señor Soberano: »“Esta invasión nunca sucederá,    nunca se llevará a cabo;
pues Aram no es más fuerte que Damasco, su capital,    y Damasco no es más fuerte que RezÃn, su rey. En cuanto a Israel, dentro de sesenta y cinco años    será aplastado y destruido por completo.
Israel no es más fuerte que Samaria, su capital,    y Samaria no es más fuerte que Peka, hijo de RemalÃas, su rey. A menos que ustedes tengan una fe firme,    no puedo hacer que permanezcan firmesâ€Â».
Más tarde, el Señor le envió al rey Acaz el siguiente mensaje:
«Acaz, pÃdele al Señor tu Dios una señal de confirmación. Hazla tan difÃcil como quieras: tan alta como los cielos o tan profunda como el lugar de los muertos».
Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotrosâ€).
Cuando ese hijo tenga edad suficiente para escoger lo correcto y rechazar lo malo, estará comiendo yogur y miel.
Pues antes de que el niño tenga esa edad, las tierras de los dos reyes que tanto temes quedarán desiertas.
»Luego el Señor hará venir sobre ti, sobre tu nación y sobre tu familia, hechos como nunca hubo desde que Israel se separó de Judá. ¡Pondrá al rey de Asiria en tu contra!
En ese dÃa, el Señor contratará a una «navaja» procedente del otro lado del rÃo Éufrates —el rey de Asiria— y la usará para afeitarte por completo: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo.
» En ese dÃa, un campesino se considerará afortunado si le quedan una vaca y dos ovejas o cabras.
Sin embargo, habrá suficiente leche para todos, porque quedarán muy pocos habitantes en la tierra. Comerán yogur y miel hasta saciarse.
En aquel dÃa, los viñedos lozanos que hoy valen mil piezas de plata se convertirán en parcelas llenas de zarzas y espinos.
Toda la tierra se convertirá en una gran extensión repleta de zarzas y espinos, en un territorio de cacerÃa lleno de animales salvajes.