El EspÃritu del Señor Soberano está sobre mÃ,    porque el Señor me ha ungido    para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado    y a proclamar que los cautivos serán liberados    y que los prisioneros serán puestos en libertad.
Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan    que ha llegado el tiempo del favor del Señor    junto con el dÃa de la ira de Dios contra sus enemigos.
A todos los que se lamentan en Israel    les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto,    una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles    que el Señor ha plantado para su propia gloria.
Reconstruirán las ruinas antiguas,    reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo. Las resucitarán,    aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones.
Los extranjeros serán sus siervos;    alimentarán a los rebaños de ustedes, ararán sus campos    y cuidarán de sus viñedos.
Ustedes serán llamados sacerdotes del Señor,    ministros de nuestro Dios. Se alimentarán de los tesoros de las naciones    y se jactarán de sus riquezas.
Disfrutarán de una doble honra    en lugar de vergüenza y deshonra. Poseerán una doble porción de prosperidad en su tierra,    y una alegrÃa eterna será suya.
Sus descendientes serán reconocidos    y honrados entre las naciones. Todo el mundo se dará cuenta de que es un pueblo    al que el Señor ha bendecido».
El Señor Soberano mostrará su justicia a las naciones del mundo.    ¡Todos lo alabarán! Su justicia será como un huerto a comienzos de la primavera,    cuando brotan las plantas por todas partes.