Yo soy quien viste de tinieblas los cielos,    y los cubro con ropajes de luto».
El Señor Soberano me ha dado sus palabras de sabidurÃa,    para que yo sepa consolar a los fatigados. Mañana tras mañana me despierta    y me abre el entendimiento a su voluntad.
Les ofrecà la espalda a quienes me golpeaban    y las mejillas a quienes me tiraban de la barba; no escondà el rostro    de las burlas y los escupitajos.
Pero tengan cuidado, ustedes que viven en su propia luz,    y que se calientan en su propia fogata. Esta es la recompensa que recibirán de mÃ:    pronto caerán en gran tormento.