Yo soy el Señor;    no hay otro Dios. Te he preparado para la batalla,    aunque tú ni siquiera me conoces,
para que el mundo entero, desde el oriente hasta el occidente,    sepa que no hay otro Dios. Yo soy el Señor, y no hay otro.   Â
Yo formo la luz y creo las tinieblas, yo envÃo los buenos tiempos y los malos;    yo, el Señor, soy el que hace estas cosas.
»Ãbranse, oh cielos,    y derramen su justicia. Que la tierra se abra de par en par,    para que broten juntas la salvación y la justicia.    Yo, el Señor, las he creado.
Esto dice el Señor,    el Santo de Israel, tu Creador: «¿Pones en tela de juicio lo que hago por mis hijos?    ¿Acaso me das órdenes acerca de la obra de mis manos?
Yo soy el que hizo la tierra    y creó a la gente para que viviera en ella. Con mis manos extendà los cielos;    todas las estrellas están a mis órdenes.
Verdaderamente, oh Dios de Israel, Salvador nuestro,    tú obras de manera misteriosa.
Los artesanos que hacen Ãdolos serán humillados;    todos serán avergonzados.
Pero el Señor salvará al pueblo de Israel    con salvación eterna; por los siglos de los siglos,    nunca más será humillado ni avergonzado.
Yo proclamo firmes promesas en público;    no susurro cosas oscuras en algún rincón escondido. No le habrÃa dicho al pueblo de Israel que me buscara    si no fuera posible encontrarme. Yo, el Señor, solo digo la verdad,    y solo declaro lo correcto.