Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
Cuando el rey EzequÃas oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del Señor.
Enseguida envió a Eliaquim, administrador del palacio; a Sebna, secretario de la corte; y a los principales sacerdotes, todos vestidos de tela áspera, a hablar con el profeta IsaÃas, hijo de Amoz.
Ellos le dijeron: «El rey EzequÃas dice: “Hoy es un dÃa de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.
Tal vez el Señor tu Dios haya oÃdo al jefe del Estado Mayor asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!â€Â».
Una vez que los funcionarios del rey EzequÃas le dieron a IsaÃas el mensaje del rey,
el profeta respondió: «DÃganle a su amo: “Esto dice el Señor: ‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mà los mensajeros del rey de Asiria.
¡InclÃnate, oh Señor, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh Señor, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
»Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones.
Han arrojado al fuego los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo Ãdolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.
Ahora, oh Señor nuestro Dios, rescátanos de su poder; asà todos los reinos de la tierra sabrán que solo tú, oh Señor, eres Dios».
Luego IsaÃas le dijo a EzequÃas: «Esta es la prueba de que es cierto lo que digo: »Este año ustedes solo comerán lo que crezca por sà mismo,    y el año próximo comerán lo que de eso brote. Sin embargo, el tercer año, plantarán cultivos y los cosecharán;    cuidarán de sus viñedos y comerán de su fruto.
Y ustedes, los que quedan en Judá,    los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raÃces en su propio suelo,    crecerán y prosperarán.
Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.
Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra. Volvió a NÃnive, la capital del reino, y allà se quedó.
Cierto dÃa, mientras rendÃa culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.