Este es el mensaje que recibà acerca de Tiro: ¡Lloren, oh naves de Tarsis,    porque quedaron destruidos el puerto y las casas de Tiro! Los rumores que oyeron en Chipre    son ciertos.
navegando sobre aguas profundas; les traÃan granos desde Egipto    y cosechas de todo el Nilo. Ustedes eran el mercado del mundo.
Pero ahora tú pasas vergüenza, ciudad de Sidón,    porque Tiro, la fortaleza del mar, dice: «Ahora estoy sin hijos;    no tengo hijos ni hijas».
Cuando en Egipto oigan la noticia acerca de Tiro,    habrá gran dolor.
¡Avisen ahora a Tarsis!    ¡Giman, ustedes que viven en tierras lejanas!
Con la larga historia que tenÃan ustedes,    ¿son estas silenciosas ruinas lo único que queda de su ciudad, antes tan llena de alegrÃa?    Piensen en toda la gente que enviaron para establecerse en lugares distantes.
Vengan, habitantes de Tarsis,    arrasen la tierra como el Nilo en sus inundaciones,    porque Tiro está indefensa.
El Señor extendió su mano sobre el mar    y sacudió los reinos de la tierra. Él se ha pronunciado contra Fenicia,    ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.
Él dice: «Nunca más volverás a alegrarte,    hija de Sidón, porque has sido aplastada. Aunque huyas a Chipre,    no encontrarás descanso».
Miren a la tierra de Babilonia,    ¡la gente de esa tierra ha desaparecido! Los asirios han entregado a Babilonia    a los animales salvajes del desierto. Levantaron rampas de asalto contra sus muros,    derribaron los palacios    y convirtieron la ciudad en un montón de escombros.
¡Giman, oh barcos de Tarsis,    porque su puerto está destruido!
Durante setenta años, el tiempo que dura la vida de un rey, Tiro será olvidada; pero luego la ciudad volverá a la vida, como en la canción acerca de la prostituta:
Toma un arpa y camina por las calles,    ramera olvidada; entona una dulce melodÃa y canta tus canciones    para que te vuelvan a recordar.
Sin embargo, al final, sus ganancias le serán entregadas al Señor. Sus riquezas no serán acumuladas, sino que darán buenos alimentos y vestidos de buena calidad a los sacerdotes del Señor.