Recorren las casas y derriban algunas    para tomar las piedras y reforzar las murallas.
Entre las murallas de la ciudad construyen un estanque    para el agua de la cisterna vieja. Sin embargo, nunca piden ayuda a Aquel que hizo todo esto.    Nunca tuvieron en cuenta a Aquel que lo planificó hace mucho tiempo.
En cambio, ustedes bailan y juegan;    matan reses y ovejas;    comen carne y beben vino. Y dicen: «¡Comamos y bebamos,    que mañana moriremos!».
Pues el Señor está a punto de arrojarte lejos, hombre poderoso.    Te agarrará,
te arrugará y hará de ti una bola    y te lanzará a una tierra árida y distante. Allà morirás,    y tus gloriosos carros de guerra quedarán rotos e inútiles.    ¡Eres una vergüenza para tu amo!