Este es el mensaje que recibà acerca de Babilonia, el desierto junto al mar: Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima,    como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.
El estómago me duele y me arde de dolor;    me dominan agudas punzadas de angustia,    como las de una mujer en parto. Me desmayo cuando oigo lo que Dios se propone hacer:    tengo demasiado miedo para mirar.
La cabeza me da vueltas y se me acelera el corazón;    anhelaba que llegara la noche,    pero ahora la oscuridad me da terror.
¡Miren! Están preparando un gran banquete;    están extendiendo alfombras para que la gente se siente.    Todos comen y beben. Pero ¡rápido!, tomen los escudos y prepárense para la batalla.    ¡Los están atacando!
Mientras tanto, el Señor me dijo: «Pon un centinela sobre la muralla de la ciudad;    que advierta a gritos lo que ve.
Luego el centinela gritó: «DÃa tras dÃa me he mantenido de pie sobre la torre de vigilancia, mi señor;    noche tras noche he permanecido en mi puesto.
Y ahora, por fin, ¡mire! ¡Ahà viene un hombre en un carro de guerra    con un par de caballos!». Entonces el centinela dijo:    «¡Ha caÃdo Babilonia, ha caÃdo! ¡Todos los Ãdolos de Babilonia    yacen en el suelo, hechos pedazos!».
Este es el mensaje que recibà acerca de Edom: Alguien de Edom sigue llamándome: «Centinela, ¿cuánto falta para la mañana?    ¿Cuándo se acabará la noche?».
El centinela contesta: «Ya llega la mañana, pero pronto volverá la noche.    Si quieres preguntar otra vez, entonces regresa y pregunta».
Este es el mensaje que recibà acerca de Arabia: Oh caravanas de Dedán,    escóndanse en los desiertos de Arabia.
Oh gente de Tema, Â Â Â lleven agua a esta gente sedienta, Â Â Â alimento a estos refugiados agotados.
Han huido de la espada,    de la espada desenvainada, del arco tensado    y de los terrores de la batalla.
El Señor me dijo: «Dentro de un año, contando cada dÃa, toda la gloria de Cedar se acabará.
Solo sobrevivirán unos cuantos de sus valientes arqueros. ¡Yo, el Señor, Dios de Israel, he hablado!».