Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
la mano del Señor herirá a todos tus animales —caballos, burros, camellos, ganado, ovejas y cabras— con una plaga mortal.
Sin embargo, el Señor nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y entre los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel!
El Señor ya determinó cuándo comenzará la plaga; ha declarado que mañana mismo herirá la tierraâ€Â».
Asà que el Señor hizo tal como habÃa dicho. A la mañana siguiente, todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal.
Entonces el faraón envió a sus funcionarios a investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habÃan perdido ni uno de sus animales! Pero aun asÃ, el corazón del faraón siguió obstinado, y una vez más se negó a dejar salir al pueblo.
La ceniza se esparcirá como polvo fino sobre toda la tierra de Egipto y provocará llagas purulentas en las personas y en los animales por todo el territorio».
A estas alturas, bien podrÃa haber ya extendido mi mano y haberte herido a ti y a tu pueblo con una plaga capaz de exterminarlos de la faz de la tierra.
Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito: mostrarte mi poder y dar a conocer mi fama por toda la tierra.
Pero todavÃa actúas como señor y dueño de mi pueblo, te niegas a dejarlo salir.
¡Rápido! Manda que tus animales y tus siervos regresen del campo para ponerse a salvo. Cualquier persona o animal que quede afuera morirá cuando caiga el granizo’â€Â».
Algunos de los funcionarios del faraón tuvieron miedo, debido a lo que el Señor habÃa dicho, y enseguida hicieron regresar a los siervos y al ganado de los campos;
pero los que no hicieron caso a la palabra del Señor dejaron a los suyos en la intemperie.
Nunca en toda la historia de Egipto hubo una tormenta igual, con rayos sin parar y con un granizo tan devastador.
Dejó a Egipto totalmente en ruinas. El granizo destruyó todo lo que habÃa en campo abierto: personas, animales y plantas por igual; hasta los árboles quedaron destrozados.