Yo derramo amor inagotable a mil generaciones,    y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado. Pero no absuelvo al culpable,    sino que extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos y sus nietos; toda la familia se ve afectada,    hasta los hijos de la tercera y cuarta generación».
Entonces dijo:—Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.
»Ten mucho cuidado de no hacer tratados con los pueblos que viven en la tierra adonde te diriges. Si los haces, seguirás sus malos caminos y quedarás atrapado.
En cambio, deberás destruir sus altares paganos, destrozar sus columnas sagradas y derribar los postes dedicados a la diosa Asera.
No adores a ningún otro dios, porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.
»No hagas ningún tipo de tratado con los pueblos que viven en la tierra porque ellos se entregan a pasiones sexuales en pos de sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán a participar con ellos en comer lo que ofrecen en sacrificio, y tú irás con ellos.
Acto seguido, aceptarás a sus hijas —quienes hacen sacrificios a otros dioses— como esposas para tus hijos; y ellas seducirán a tus hijos para que cometan adulterio contra mà al rendir culto a otros dioses.
»El primer nacido de cada animal me pertenece, incluidos los machos de las primeras crÃas de tus manadas de ganado y de tus rebaños de ovejas y de cabras.
Para recuperar la primera crÃa de un burro, podrás pagar rescate al Señor entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagas rescate para recuperarlo, tendrás que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienes la obligación de pagar el rescate por todo primer hijo varón.»Nadie podrá presentarse ante mà sin una ofrenda.
»No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco guardes nada de la carne del sacrificio de la Pascua hasta la mañana siguiente.
»Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor tu Dios lo mejor de la primera cosecha.»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.