Luego el Señor le dijo:—Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oÃdo sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.
»Ahora ve y reúne a los ancianos de Israel y diles: “El Señor, el Dios de sus antepasados —el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob— se me apareció y me dijo: ‘He estado observando de cerca y veo el trato que reciben de los egipcios.
»Los ancianos de Israel aceptarán tu mensaje. Entonces tú y los ancianos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Asà que permÃtenos, por favor, hacer un viaje de tres dÃas al desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Diosâ€.
Toda mujer israelita pedirá a sus vecinas egipcias y a las mujeres extranjeras que vivan con ellas toda clase de objetos de plata y de oro, y prendas costosas. Con estos vestirán a sus hijos e hijas. Asà despojarán a los egipcios de sus riquezas.