Allà quebró las flechas encendidas del enemigo,    los escudos, las espadas y las armas de guerra.Interludio
Tú eres glorioso y superas en majestad    a las montañas eternas.
Nuestros enemigos más audaces fueron saqueados    y yacen ante nosotros en el sueño de la muerte.    No hay guerrero que pueda levantarse contra nosotros.
A la ráfaga de tu aliento, oh Dios de Jacob,    sus caballos y carros de guerra quedan inmóviles.