Oh Dios, tú eres mi Dios;    de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti;    todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada    donde no hay agua.
Te he visto en tu santuario    y he contemplado tu poder y tu gloria.
Tu amor inagotable es mejor que la vida misma,    ¡cuánto te alabo!