A ti elevo mi oración, oh Señor, roca mÃa;    no cierres tus oÃdos a mi voz. Pues si guardas silencio,    mejor serÃa darme por vencido y morir.
Escucha mi oración que pide misericordia,    cuando clamo a ti por ayuda,    cuando levanto mis manos hacia tu santo templo.
No me arrastres junto con los perversos    —con los que hacen lo malo—, los que hablan con sus vecinos amablemente    mientras traman maldades en su corazón.
¡Dales el castigo que tanto merecen!    MÃdelo en proporción a su maldad. ¡Págales conforme a todas sus malas acciones!    Hazles probar en carne propia lo que ellos les han hecho a otros.