Oh Señor, oye mi ruego pidiendo justicia;    escucha mi grito de auxilio. Presta oÃdo a mi oración,    porque proviene de labios sinceros.
Declárame inocente,    porque tú ves a los que hacen lo correcto.
Pusiste a prueba mis pensamientos y examinaste mi corazón durante la noche;    me has escudriñado y no encontraste ningún mal.    Estoy decidido a no pecar con mis palabras.
He seguido tus mandatos, Â Â Â los cuales me impidieron ir tras la gente cruel y perversa.
Mis pasos permanecieron en tu camino; Â Â Â no he vacilado en seguirte.
Con el poder de tu mano, oh Señor,    destruye a los que buscan su recompensa en este mundo; pero sacia el hambre de los que son tu tesoro.    Que sus hijos tengan abundancia    y dejen herencia a sus descendientes.