Israel no destruyó a las naciones que habÃa en la tierra,    como el Señor le habÃa ordenado.
En cambio, los israelitas se mezclaron con los paganos    y adoptaron sus malas costumbres.
Rindieron culto a sus Ãdolos,    y eso resultó en su ruina.
Hasta sacrificaron a sus propios hijos    e hijas a los demonios.
Derramaron sangre inocente,    la sangre de sus hijos e hijas. Al sacrificarlos a los Ãdolos de Canaán,    contaminaron la tierra con asesinatos.
Se contaminaron a sà mismos con sus malas acciones,    y su amor a los Ãdolos fue adulterio a los ojos del Señor.
Recordó el pacto que les habÃa hecho    y desistió a causa de su amor inagotable.
Hasta hizo que sus captores    los trataran con amabilidad.
¡Oh Señor nuestro Dios, sálvanos!    Vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que podamos agradecer a tu santo nombre,    alegrarnos y alabarte.