Hace mucho tiempo echaste los cimientos de la tierra    y con tus manos formaste los cielos.
Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces para siempre;    se desgastarán como ropa vieja. Tú los cambiarás    y los desecharás como si fueran ropa.
Pero tú siempre eres el mismo;    tú vivirás para siempre.
Los hijos de tu pueblo    vivirán seguros; los hijos de sus hijos    prosperarán en tu presencia».