Como el agua se evapora de un lago    y el rÃo desaparece en la sequÃa,
asà mismo la gente yace en la tumba y jamás se levanta.    Hasta que los cielos dejen de existir, nadie despertará    ni será perturbado de su sueño.
»¡Cómo quisiera que me escondieras en la tumba    y que allà me dejaras olvidado hasta que pase tu enojo!    ¡Pero anota en tu calendario para que te acuerdes de mÃ!
¿Pueden los muertos volver a vivir?    De ser asÃ, esto me darÃa esperanza durante todos mis años de lucha    y con anhelo esperarÃa la liberación de la muerte.
Me llamarÃas y yo te responderÃa,    y tú me añorarÃas a mÃ, la obra de tus manos.
Entonces, cuidarÃas mis pasos    en lugar de vigilar mis pecados.
Mis pecados estarÃan sellados en una bolsa    y cubrirÃas mi culpa.
»En cambio, de la manera que las montañas caen y se derrumban    y como las rocas se despeñan por el precipicio,
como el agua desgasta las piedras    y las inundaciones arrastran la tierra,    asà mismo tú destruyes la esperanza de la gente.
Tú siempre puedes más que ellos, y desaparecen de la escena.    Los desfiguras cuando mueren y los despides.
Ellos nunca saben si sus hijos crecen con honor    o si se hunden en el olvido.
Sufren con dolor;    su vida está llena de desgracia».