Al tercer dÃa del ayuno, Ester se puso las vestiduras reales y entró en el patio interior del palacio, que daba justo frente a la sala del rey. El rey estaba sentado en su trono real, mirando hacia la entrada.
El rey se dirigió a sus asistentes y dijo: «DÃganle a Amán que venga de prisa a un banquete, como lo ha solicitado Ester». Asà que el rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester.
¡Amán salió muy contento del banquete! Sin embargo, cuando vio a Mardoqueo sentado a la puerta del palacio y que no se puso de pie ni tembló de miedo ante su presencia, se enfureció mucho.
No obstante, se contuvo y se fue a su casa.Luego Amán reunió a sus amigos y a Zeres, su esposa,
y se jactó ante ellos de su gran riqueza y sus muchos hijos. Hizo alarde de los honores que el rey le habÃa dado y de la forma en que lo habÃa ascendido por encima de todos los otros nobles y funcionarios.